viernes, 29 de enero de 2016

ESTRATEGIAS DE LECTURA Y CLASES DE LECTURA


ESTRATEGIAS DE LECTURA Y CLASES DE LECTURA


“ Aunque parezca extraño, los libros no se 
 deben  leer.    Se deben releer. Un buen
lector, un lector  activo y creador, es un 
relector ”

Vladimir Nabokov  


En el proceso de lectura se emplea una serie de estrategias. Ya hemos dicho que una estrategia es un plan de acción para lograr un objetivo. En este caso, ese plan es un amplio esquema diseñado y desarrollado por un lector con el propósito de obtener, evaluar y utilizar información. 
Como cualquier otra actividad de los seres humanos, la lectura es una conducta inteligente. El cerebro es el centro de la actividad intelectual humana y del procesamiento de información. 

Se diseñan estrategias para la lectura, pero ellas también se desarrollan y modifican durante la lectura. De lo contrario, no tendría sentido referirnos a la lectura como un proceso dinámico y flexible. 

Clases de estrategias : 

1. Estrategias de muestreo : 

Le permiten al lector seleccionar la información relevante, útil y necesaria. Generalmente, los textos suministran unos índices, unas pautas, que son redundantes. El lector debe seleccionar entre estos índices solamente aquellos que le son más útiles y productivos. Si no lo hace, su aparato perceptivo se sobrecarga de información innecesaria o insustancial. Esta estrategia le exige al lector una permanente “actividad de elección”, una “atención selectiva” : parte de la información se conserva y otra parte se relega o simplemente se ignora. 

2. Estrategias de predicción : 

Debido a que los textos utilizan pautas recurrentes y tienen una estructura, los lectores son capaces de anticiparlos, están en condiciones de predecir la información que se les va presentando : el final de una historia, la lógica de una explicación, la estructura de una oración compuesta, el final de una palabra. Para predecir, los lectores recurren a su enciclopedia cultural y a sus esquemas. La velocidad de la lectura silenciosa es una demostración de que los lectores están en forma permanente muestreando y prediciendo mientras leen. 

3. Estrategias de inferencia : 

La inferencia es un mecanismo poderoso que le permite al lector complementar la información explícita de los textos. No sólo se puede inferir lo implícito sino también lo que más adelante el texto explicitará. Entre muchas otras cosas, la inferencia se emplea, por ejemplo, para reconocer el antecedente de un pronombre, un término elidido (omitido por estar sobreentendido), el sentido de un concepto, una inclinación ideológica. Incluso puede ser útil para decidir sobre lo que un texto debería decir cuando aparece un error de imprenta. 

4. Estrategias de autocontrol : 

Si las anteriores son estrategias básicas de lectura, es porque los lectores controlan constantemente esta actividad para asegurarse de que están produciendo significados. Como es indudable que existen riesgos en el muestreo, en las predicciones y en las inferencias, los lectores deben estar atentos al proceso que adelantan para tratar activamente de controlarlo. En ocasiones, descubrimos que hemos fallado en la selección de la información relevante, o que hemos realizado prometedoras predicciones que luego resultan falsas, o que hemos hecho inferencias sin fundamento. Debido a esto, los lectores emplean una estrategia que les permite confirmar o rechazar la labor adelantada. Aprendemos a leer por medio del autocontrol de nuestras propias lecturas. 

5. Estrategias de autocorrección : 

Se utilizan cuando el texto leído es complejo. Sirven para reconsiderar la información obtenida o para conseguir más información cuando no se pueden confirmar las expectativas. A veces, esto implica un repensar y volver con una hipótesis alternativa, o una regresión hacia partes anteriores del texto para buscar índices útiles adicionales. La autocorrección es también una forma de aprendizaje, ya que es una respuesta a un punto de desequilibrio en el proceso de lectura. 

Estas cinco estrategias que hemos mencionado no pretenden ser, de ningún modo, fórmulas mágicas o claves para mejorar automáticamente la competencia lectora. Por el contrario, son planes de acción amplios, flexibles y relativos. No son aplicables de igual forma para todos los textos, ni ejecutados de la misma manera por todos los lectores. Precisamente porque reconocemos que uno de los objetivos más difíciles de alcanzar es el desarrollo efectivo de estrategias de comprensión de lectura. 




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